Imagenes: Svalbard Global Seed Vault/Riccardo Gangale
La “bóveda al fin del mundo” se refiere a un centro de almacenamiento global conocido como la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, situada en el archipiélago de Svalbard, en Noruega, a unos 1.300 kilómetros del Polo Norte. Esta bóveda fue inaugurada en 2008 y está diseñada para ser un banco de semillas global, con el objetivo de preservar la biodiversidad agrícola del planeta ante posibles catástrofes naturales, conflictos, desastres nucleares o cambios climáticos extremos.
El lugar está ubicado en una montaña y cuenta con condiciones geológicas y climáticas que lo hacen ideal para almacenar semillas durante largos periodos sin necesidad de mantenimiento constante. La bóveda alberga millones de muestras de semillas de diferentes especies de plantas, lo que podría servir para restaurar cultivos en caso de que el suministro global de alimentos se vea gravemente afectado.
- Febrero de 2022: Se recibieron 22.000 nuevas muestras de semillas de diferentes países.
- Durante el 2022, se programaron aperturas adicionales a principios de junio y finales de octubre. Desde entonce permanece cerrada.
La Bóveda Global de Semillas de Svalbard está diseñada para ser extremadamente segura y resistente. En términos de tamaño, la estructura es bastante grande:
- Dimensiones: La bóveda tiene un túnel principal de unos 120 metros de largo, excavado en la montaña. La sala de almacenamiento de semillas, ubicada al final del túnel, tiene una serie de cámaras de congelación donde se guardan las semillas.
- Espacio de almacenamiento: Se estima que la bóveda tiene capacidad para almacenar hasta 4.5 millones de muestras de semillas de diferentes especies, y cada muestra puede contener hasta 500 semillas.
La bóveda está construida a unos 130 metros sobre el nivel del mar en el interior de una montaña, lo que asegura que esté protegida tanto de inundaciones como de los efectos del cambio climático. Además, la temperatura dentro de la bóveda es de aproximadamente -18°C, lo que ayuda a conservar las semillas de manera óptima durante décadas o incluso siglos.
Sí, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard tiene su propia fuente de energía para asegurar su funcionamiento continuo, incluso en casos de emergencia. La bóveda está equipada con un sistema de energía basado en generadores diésel que garantizan el suministro eléctrico en caso de que falle la red eléctrica externa.
Además, debido a la ubicación remota de la bóveda, se ha previsto un sistema de energía autónomo y confiable. A pesar de contar con esta fuente de energía de respaldo, la bóveda también está conectada a la red eléctrica de Svalbard como fuente principal, y el diseño de la instalación ha sido pensado para minimizar la necesidad de intervención externa.
La energía se utiliza principalmente para mantener las condiciones de frío en el interior de las cámaras de almacenamiento y para otros sistemas de monitoreo y seguridad de las semillas.
En el caso de un escenario extremo en el que el mundo entero quedara sin energía, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard estaría en una situación crítica. Sin embargo, el diseño de la bóveda tiene en cuenta la posibilidad de eventos catastróficos a largo plazo, por lo que se han tomado varias medidas para minimizar este riesgo:
- Condiciones naturales de conservación: La bóveda está construida dentro de una montaña de permafrost (suelo permanentemente congelado), lo que ayuda a mantener una temperatura baja de manera natural, incluso sin energía externa. Esta capa de hielo natural actúa como un sistema de refrigeración pasivo. Si se agotara la energía, el frío de la montaña seguiría ayudando a conservar las semillas por un tiempo considerable.
- Resiliencia estructural: La bóveda fue diseñada para ser extremadamente robusta. La ubicación dentro de la montaña, con una estructura de protección natural, permite que incluso si la infraestructura externa fallara, las semillas seguirían estando protegidas de la intemperie y de muchos de los factores externos que podrían dañarlas.
- Capacidad de almacenamiento a largo plazo: Las semillas almacenadas en la bóveda son resistentes y pueden mantenerse durante décadas o incluso siglos en condiciones adecuadas, sin necesidad de intervención humana constante. Las condiciones naturales de la bóveda, combinadas con el diseño, ofrecen una forma de “almacenamiento de largo plazo” en caso de que la infraestructura de energía falle.
En resumen, aunque la falta total de energía afectaría el funcionamiento de algunos sistemas dentro de la bóveda, su ubicación y diseño natural le otorgan una capacidad de conservación autónoma por un largo período de tiempo, al menos hasta que las condiciones se estabilicen o pueda restablecerse el suministro energético.
No, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard no tiene personal permanentemente dentro de la instalación. Está diseñada para ser totalmente automatizada y no requiere presencia humana constante. La seguridad, monitoreo y gestión de las semillas se realiza de manera remota, con sistemas avanzados de monitoreo y control ambiental que pueden ser gestionados desde fuera.
La bóveda es vigilada por cámaras de seguridad, y el acceso al interior está estrictamente controlado. Solo un número reducido de personas tiene acceso a las instalaciones, y el proceso de apertura de la bóveda es altamente restringido y bajo estrictas condiciones. Además, el acceso es solo por razones muy específicas, como la recolección de semillas o en situaciones de emergencia, y está supervisado por personal autorizado de la organización que gestiona la bóveda, que es el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), junto con otras instituciones asociadas.
El diseño está pensado para minimizar la intervención humana para evitar errores y asegurar la conservación a largo plazo de las semillas.